Ulises, la obra escrita por James Joyce en 1922, es
considerada por muchos la mejor novela en lengua inglesa del siglo XX. Ofrece
un nuevo relato de la Odisea, de Homero, y la comprime en un solo día (el 16 de
junio de 1904) y un solo lugar (Dublín, Irlanda). El papel del gran héroe
Odiseo lo ocupa un tipo sorprendente, Leopold Bloom, un vendedor de anuncios cornudo
y envejecido que se pasa la jornada deambulando de aquí para allá y acudiendo a
varias citas profesionales antes de regresar al fin a casa.
Pese a que Bloom parece un tipo ordinario y poco ambicioso,
emerge como una figura heroica demostrando compasión, generosidad y capacidad
de perdón hacia prácticamente todos los sujetos del extraño reparto de
personajes que se cruza en su camino. En sus andanzas, mundanas y en muchas
ocasiones inadvertidas, practica un heroísmo cotidiano que quizá sea el único
posible en la era moderna. Y pese al hecho de que no deja de sentirse un
forastero (es un judío en una Irlanda apabullantemente católica), no pierde su
optimismo y aleja de sí sus inseguridades.
Ulises es apreciada por la increíble riqueza con la que se
dibujan sus personajes, su sorprendente muestrario de referencias a otras obras
literarias y culturales, y lo innovador de su lenguaje. A lo largo de la
novela, Joyce flirtea con géneros y estilos literarios que van del teatro a la
publicidad o al inglés antiguo. Probablemente la novela sea famosa sobre todo
por su profundo uso del diálogo interior: Joyce trata de mostrar lo que les
pasa por la cabeza a sus personajes en cada momento, sin intentar ordenar u
organizar esos pensamientos. Esta técnica se convirtió en un sello de la
literatura modernista e influyó en innumerables autores, como Virginia Woolf y
William Faulkner, entre otros, que también experimentaron con ella en sus
obras. No resulta sorprendente, pues, que Ulises constituya un viaje complicado
para el lector, y en especial su famoso último capítulo, que describe los David
S. Kidder y Noah D. Oppenheim Página 8365 días para ser más culto pensamientos
de Molly, la mujer de Bloom. Sus ensoñaciones ocupan más de 24000 palabras que
sin embargo se reparten sólo en ocho frases gigantescas. Pese al reto que esto
supone, el capítulo en cuestión muestra el Joyce más lírico, en especial en sus
últimas líneas, que recalcan el amor de Molly por su esposo pese a haberle sido
infiel:
“y entonces me pidió si quería decir sí mi flor de la
montaña y primero le abracé sí y le atraje hacia mí para que él pudiera sentir mis
pechos todo perfume sí y su corazón latía enloquecido y sí dije sí quiero Sí.”
OTROS DATOS DE INTERÉS
1. Ulises estuvo prohibida por obscena en Estados Unidos
durante casi 12 años, debido a sus (en su mayoría indirectas) metáforas
sexuales.