Guanguancó pa'l que sabe.

“Guguancó pa’l que sabe”… Esa debería ser la premisa de todo cantante de Salsa Brava. No es que yo esté discriminando a quien la canta contenta ni al que la oye del mismo modo, pero la salsa brava es brava y el que sabe, sabe… Eso no tiene padrote.

La salsa es una especie de ambrosía adictiva, maravillosa medicina que cura alma y cuerpo, fantástico canal de catarsis y desahogo para el melancólico… La salsa es rejuvenecedora de cuerpos cansados, agitadora de jóvenes experiencias, seductora de cuerpos rígidos y marca inequívoca de una generación que nació a ritmo de güiro y pandereta y que ha trascendido en el tiempo.

Una tumbadora, el repique de un timbal, el cosquilleo de unos capachos y la melodía de un trombón, indican que algo bueno está a punto de pasar, y de hecho nos quedamos cortos cada vez que pasa, y al echar la cuenta atrás, nos damos cuenta que la rumba fue inmensa, compadre, del tamaño de una catedral… Pero así es que tiene que ser, así somos los salseros.

El salsero de pura sepa, es un tipo sencillo, honesto, claro y siempre con el verso a punta de boca, una sonrisa, un espaldarazo. La humildad es esencial para transmitir autenticidad en letras y canciones. Una voz clara y potente es indispensable para el salsero, así como indispensable es que esa voz se quiebre ante el sentimiento de un nudo en la garganta.

Y por último, la disciplina de un Samurai… Que no nos engañe el bailar desenfrenado del salsero y su clara y constante disposición al bochinche, no señor, la música es un trabajo arduo, la salsa es prácticamente un modo de vida, o una razón para vivir. Los salseros se dedican a ella tanto como se deben a su gente. Entienden y asumen que ellos no son un fin, que el fin es el público y la música el medio para hacerlos felices. El músico tiene y debe ser disciplinado, porque si no hay disciplina, hasta el mayor de los talentos termina cayendo al vacío desde la ventana del octavo piso de un hotel.

Pero todas estas maravillas no las encontramos a la vuelta de la esquina. No vemos cantantes de salsa en combo con papitas fritas y refresco grande, no señor. Por eso es que hoy quiero dedicar estas líneas a Jhon Semeco. Un salsero de verdad. Un Salsero que cumple y reúne todas las características del gremio descrito arriba. Un músico que ha dedicado su vida entera a la construcción de un sueño, a cultivar la música y desarrollarla a la par de la evolución del tiempo y las tendencias, pero sin olvidar jamás la raíz, naturaleza y origen de la salsa, ni mucho menos esa clave que retumba tan fuerte en nuestros oídos, como en su corazón. Jhon Semeco no sólo es músico y compositor, sino que aparte de eso, Jhon es un compendio impresionante de conocimientos sobre la historia y evolución del género a lo largo y ancho de Latinoamérica. Es fácil entonces deducir, de dónde viene esa devoción por la Salsa. Jhon primero conoció la Salsa, luego aprendió a oírla, sentirla, bailarla y compartirla entre familia, luego sin saberlo ni quererlo, fue cediendo ante ese ritmo seductor y cadencioso que domina nuestra sangre latina, hasta llegar a respetarla. Para Jhon la Salsa es un complemento de él mismo, su devoción por ella es admirable, y su trabajo, expuesto en su myspace, es notorio y brillante. Estás alcanzando tu sueño, mi pana.

“Jhon es tremendo talento”, diría cualquiera, “tremendo músico”, dirán otros, y para los menos entendidos, simplemente “un tipazo”. Es verdad, Jhon es todo eso y más… Pero para mí, es más sencillo y más importante… Para mí, es simplemente y con honor, Mi Amigo.

Aquí les dejo sus coordenadas en myspace y facebook para que conozcan el talento de Jhon Semeco.

http://www.myspace.com/jhonsemeco
www.facebook.com/rumbandajhon
http://www.myspace.com/video/jhonsemeco/entrevista-sabado-en-la-noche/107173192

Daniel González
Foto: sinflash.com

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